martes, mayo 26

Edurne, la reina de los colosos blancos

A los 16 años subió el Mont Blanc. A los 30 perdió dos dedos de los pies tras ascender al K2.
Después superó una depresión. Esta semana le vio otra vez «las orejas al lobo», pero coronó
el Kangchenjunga y volvió a nacer. Es Edurne Pasaban, la primera mujer en escalar 12 ochomiles

Otra vez. Cuesta abajo. Una lenta subida y un descenso a los helados infiernos.
«Otra vez le vi las orejas al lobo»,admite Edurne Pasaban (1 de gosto de 1973, Tolosa). El lobo blanco es el K2, una cima malditaque casi le cuesta la vida en el
2004 y que se llevó como tributo dos dedos de sus pies. El lobo blanco se paseó esta semana porla expedición de Pasaban cuando esta coronó el Kangchenjunga y se convirtió en la primera mujer en alcanzar doce ochomiles. Unasubida lenta y un descenso a los infiernos. Casi 24 horas a más de 8.000 metros de altura. «Después
de vivir uno de los momentos más duros de mi vida, sentí que volvía a nacer», confiesa la alpinista. Su récord duró un suspiro. La austríaca Gerlinde Kaltenbrunner subió al Lhotse solo dos días después.Doce ochomiles también para ella. La española se alegra por su amiga Gerlinde. Pero, sobre todo,por haber visto pasar de largo al lobo. Otra vez.
Después de unas 14 horas de ascensión desde el campo cuatro, Pasaban no puso el pie sobrela cumbre del Kangchenjunga,un coloso con cinco cimas superiores a los 8.000 metros. Es una montaña cuyo nombre significa los cinco tesoros sagrados de las nieves’. Hollar su cima sería un sacrilegio, una afrenta para los hinduistas. Por eso la tolosarray sus compañeros de Al filo de lo imposible, entre los que estaba Juanito Oiarzabal, se quedaron a un metro del punto más alto. El ascenso había sido largo, fatigoso.Durante la escalada, la expediciónse planteó la retirada hasta en dos ocasiones. Pasaban fue la que tiró de la cuerda entonces. Pero en el descenso llegó a fi rmar su rendición.«No podía dar ni un paso más. Fueron mis compañeros lo que me llevaron a rastras del campo cuatro al tres. Solo quería descansar», admite. Tenía leves congelaciones en los pies y en el dedo gordo de la mano derecha.Estaba totalmente afónica.Y exhausta. Tuvo que recurrir al oxígeno para culminar su regreso.Por eso repite que sin todo su equipo habría sido imposible finalizar la «expedición más dura» de su vida.
Y su vida en las alturas empezó pronto. A los 16 años, con el Mont Blanc como particular bautismo. Más tarde estudió Ingeniería Técnica Industrial, pero no se
apartó de las cumbres. En el 2001 estrenó su primer coloso. Alcanzó su primer ochomil. El más alto. El Everest. También se aferró al oxígeno en esta ocasión.
Ese mismo año intentó coronar el Dhaulagiri. No lo logró y, al bajar, uno de sus compañeros de cordada, Pepe Garcés, resbaló y cayó al vacío. Garcés perseguía su
propio sueño: subir los catorce gigantes a pulmón. Murió antes de conseguirlo.
Pero fue en el 2002 cuando Pasaban sintió el escalofrío de la muerte en sus propias carnes. Dicen que el Everest es la montaña más alta, pero que el K2 es la más difícil. Es el duro corazón del Karakorum. La cima mágica e implacable,aquella a la que reconoce que jamás volverá. La vasca alcanzó la cumbre, pero el mayor reto en este caso no era subir ni mantenerse. Era volver. El descenso se complicó. Ella y Oiarzabal tuvieron que ser evacuados en un helicóptero con graves síntomas de congelación. A Pasaban le amputaron dos dedos de los pies. A su compañero, los diez.
Después se sumió en un abismo personal, el de la depresión, que la alejó de las alturas desde el 2005 hasta el 2007. Le asaltaron dudas sobre el rumbo de su vida, su lugar en el mundo. Pero volvió a la montaña, «la libertad».

Tres damas y un destino
Pasaban no solo ha abierto una batalla con las cumbres. Otras dos mujeres intentan ser las primeras alpinistas femeninas en coronar los 14 ochomiles. La austríaca Kaltenbrunner, una antigua enfermera de 38 años que también suma doce. Y la italiana Nives Meroi, nacida en 1961, que acumula once. Meroi, la tercera en discordia, también intentaba escalar el Kangchenjunga, pero decidió abandonar el pasado fin de semana. Las tres componen de forma conjunta una de las candidaturas al próximo Premio Príncipe de Asturias de los Deportes.
Cuando ya había sido evacuada en helicóptero a Katmandú desde un
lugar cercano al campo base, Pasaban ni siquiera lo sabía.

Dos asignaturas pendientes
No faltan críticos que acusan a la deportista vasca de exceso de conformismo, de escalar sin intentar abrir rutas nuevas, incluso de pecar en su prudencia. Pero ella
ya piensa en sus dos asignaturas pendientes. Muy pendientes. «En cuanto me cure, a por el 12+1», dice. El Shisha Pangma es su 12+1. Después, el Annapurna. La primera
cumbre se le resiste. Allí suma tres intentos fallidos. Quizás este
otoño la cima le abra las puertas de su cielo. El siguiente reto será el Annapurna, ‘la diosa madre de la abundancia’. El ochomil menos ascendido y el que presenta el porcentaje más elevado de muertos en relación con el número de intentos de alcanzar la cima. El último muro en el horizonte de Pasaban.

LOS OCHOMILES SCALADOS OR PASABAN
Everest China | Nepal
(8.848 m) 23-5-2001
Makalu China | Nepal
(8.465 m) 16-5-2002
Cho Oyu China | Nepal
(8.201 m) 5-10-2002
Lhotse China | Nepal
(8.516 m) 26-5-2003
Gasherbrum II China | Pakistán
(8.035 m) 19-7-2003
Gasherbrum I China | Pakistán
(8.068 m) 26-7-2003
K2 China | Pakistán
(8.611 m) 26-7-2004
Nanga Parbat Pakistán
(8.125 m) 20-7-2005
Broad Peak China | Pakistán
(8.047 m) 12-7-2007
Dhaulagiri Nepal
(8.167 m) 1-5-2008
Manaslu Nepal
(8.156 m) 5-10-2008
Kangchenjunga India| Nepal
(8.598 m) 18-5-2009
LOS OCHOMILES QUE FALTAN EN SU CARRERA:
Shisha Pangma China
(8.046 m) previsto para este año
Annapurna Nepal
(8.091 m) previsto para el
2010